El autobús atiborrado de gente me escupe en mi parada a la misma hora como todos los días. Cansada, guiñando los ojos con el sol de media tarde que lanza rayos hacia mi cara sin ton ni son, recorro el camino hacia mi piso azul pensando en las cosas que tengo que hacer cuando llegue. Y no las haré, para qué te voy a engañar visitante. Varios metros antes de llegar a mi portal me paro a buscar las llaves escondidas en cualquier maldito rincón de un bolso más grande de lo que me gustaría que fuera. Y alzo la vista. Y me encuentro, tal cual, con un chico alto, cabello corto y castaño, espaldas anchas y pantalones sorprendentemente sujetados a la cintura (ni un centímetro más arriba ni más abajo) con un cinturón de cuero viejo. Va cargado de bolsas. Parece que acaba de hacer la compra. Y algo se cae al suelo...
Rauda y veloz (bueno tampoco tanto. Hace tiempo dejé el gimnasio <propiedad del banco decía el cartel en la puerta> y ando en baja forma) me dirijo hacia mi portal deseando dos cosas: 1) que la puerta no se cierre (¡¡no me ha dado tiempo a coger las llaves!!) y 2) ¿no será?....
La puerta se cierra.No me digas nada, visitante. Tropiezo con lo que se había caído al suelo. Un libro.
Por fin, encuentro las llaves, y entro. Subo a mi tercer piso por las escaleras ya que este, por muy azul que sea, no tiene ascensor. Me planto justo delante de la puerta B, o sea, la de mi vecino de al lado. En una mano el libro. En la otra mi corazón a mil por hora. Toc Toc. Ojeo el título: "Zíngara: buscando a Jim Morrison" de Salva Rubio.
En el verano de 1971, Jim morrison visitó España de incógnito. Jaime, un adolescente disminuido físico, decide cruzar el país para encontrarlo.
¿Cómo es el mundo para alguien que no ha salido nunca de casa? Jaime es un adolescente que lo tiene todo: cientos de libros, películas, discos y todo el tiempo del mundo para disfrutar de ellos; concretamente, el resto de su vida.
Y es que Jaime está aquejado de una enfermedad que le ha obligado a vivir siempre apartado del mundo y protegido por su familia. Sin embargo, es perfectamente feliz; de hecho, por nada del mundo dejaría de lado una vida tan cómoda. Solo hay una cosa que altera su paz: la inquieta Julia, su compañera de juegos y lecturas desde que eran pequeños, y con quien ha compartido su encierro toda su vida. Sin embargo, al contrario que Jaime, Julia está loca por salir y ver el mundo, especialmente desde que escucha rock y viste de forma hippie.
Un día, Julia se entera de que su adorado Jim Morrison ha venido a España y le propone a Jaime una aventura inolvidable: cruzar el país para encontrarlo. Sin embargo, cuando la desgracia se cierne sobre la familia y la aventura queda abortada, Jaime aún tiene una promesa que cumplir... Encontrar, donde quiera que esté, a Jim Morrison.
Cuando comencé a leer la novela lo primero que me llamó la atención fueron los tópicos con los que Salva la salpicaba: los militares, camioneros, hippies...Menos mal que este aspecto que no me hizo la suficiente gracia sucedió al principio porque es una novela tan ágil que casi no te da tiempo a reparar en estas cosas.
La novela está narrada desde primera persona, Jaime el protagonista, un chico bastante gruñón que por una discapacidad física está obligado a vivir encerrado en una casa que para él es el paraíso ya que dispone de todo lo que pueda desear: música, libros, películas...Por un revés del destino tiene que abandonar su habitación y salir al mundo real, ése al que sus padres han evitado que descubriera por un afán superprotector. Y es en este punto cuando realmente comienza la historia.
Una historia contada de una forma tan original que el autor, por boca de Jaime, te obliga a coger el diccionario cada dos por tres (cosa que agradecí. Mucho). Cuenta con una prosa sencilla pero intensa y cada punto y a parte es una pincelada que representa un cuadro lleno de luz, de sonidos...de vida. Me encantó por ejemplo la descripción que hace del labriego en La Mancha. Me pareció sublime.
Estamos ante una novela de superación tanto física como mental en la que Jaime/Salva utiliza la figura de Jim Morrison como una excusa para seguir con su viaje hacia adelante.Para no rendirse. Su estrella Polar. Y Zíngara....bueno, no seré yo la que te hable de ella., visitante. Eso lo tendrás que descubrir tú. Sólo una frase:
"El mundo de ahí fuera no es como el de los libros. Es mil veces mejor."
P.S: Estoy sentada en el suelo enfrente de la puerta B cuando paso la última página de la novela.
P.S.2: No han abierto la puerta. Mierda. No era él...